Crimepod Puerto Rico

Sacerdotes Pederastas

July 14, 2021 Armando Torres Season 2 Episode 60
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El abuso sexual de menores en la iglesia católica a nivel mundial ha sido un problema muy serio que por décadas se ha estado denunciando. En este episodio estaremos hablando del escándalo que sacudió a la Diócesis de Arecibo en Puerto Rico luego de la expulsión del nuncio Jósef Wesolowski y de dos casos de sacerdotes que fueron convictos en la isla por abuso sexual de monaguillos de sus respectivas parroquias.

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Música de fondo: 'Sustain Light 8 by Daniel Birch / Anonymous Choir

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Saludos espero que se encuentren bien, el abuso sexual de menores en la iglesia católica a nivel mundial ha sido un problema que por décadas se ha estado denunciando.

Según un reportaje investigativo del periódico La Nación en Argentina más de 3500 niños fueron abusados en la iglesia católica en Alemania. Cerca de 3000 adultos dijeron haber sido víctimas de agresiones sexuales en Irlanda. Más de 1000 menores fueron víctimas abusos sexuales cometidos por más de 300 sacerdotes solo el estado de Pensilvania. En Australia se habla también de miles de casos similares, cientos de casos han sido investigados por la fiscalía nacional de Chile. Y más de 60 casos han sido reportados en Argentina.  Al leer este reportaje me dio curiosidad por saber más de los escándalos de abuso sexual de menores dentro de la iglesia católica en Puerto Rico.

Diócesis de Arecibo

En el 2013 el periodista Israel Rodríguez Sánchez del Nuevo Día realizó una investigación sobre alegaciones de abuso sexual de menores dentro de la iglesia católica, específicamente en la diócesis de Arecibo. En ese entonces el periódico señaló que la Diócesis de Arecibo era foco de una investigación por parte del Vaticano por unos supuestos escándalos sexuales que involucraban a sacerdotes y a seminaristas.

La información sobre las denuncias de abuso sexual de menores y la investigación del Vaticano a más de diez sacerdotes de la Diócesis de Arecibo fue revelada también en un programa de televisión llamado Código Calle por la periodista dominicana Adis Burgos.

En ese entonces surgieron alegaciones de que el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves trató de encubrir los supuestos casos de abuso sexual dentro de la Iglesia Católica de Puerto Rico y en la Diócesis de Arecibo.

Al ser cuestionado el monseñor dijo que conocía sobre lo que estaba pasando en la Diócesis de Arecibo, pero indicó que el obispo de esa diócesis, Daniel Fernández, estaba manejando muy bien el asunto junto con el Vaticano.

Algunos de los sacerdotes o miembros de la iglesia implicados en el escándalo fueron destituidos o suspendidos de sus funciones. La situación estaba más o menos bajo control en el sentido de que la iglesia tenía el asunto bastante alejado del ojo público hasta que el nuncio apostólico del Vaticano para la República Dominicana y Puerto Rico, Jósef Wesolowski, fue expulsado por el propio Vaticano por abuso sexual de menores. El nuncio Wesolowski solía visitar a menudo la diócesis de Arecibo e incluso se quedó a dormir allí en alguna que otra ocasión.

El arzobispo Roberto González Nieves defendió su labor como fiscalizador de los sacerdotes, pero indicó que cada diócesis se encarga de disciplinar a sus sacerdotes. Además, recordó que en los 14 años que llevaba como arzobispo había expulsado de la Iglesia a unos 32 sacerdotes por mala conducta o por situaciones de carácter sexual.

Lo que indicó el monseñor contrastaba con la investigación realizada por El Nuevo Día en donde se señaló que muchos de los feligreses no estaban contentos porque sus quejas no eran atendidas por las iglesias locales. Estas quejas provocaron que en el 2010 el Vaticano comenzara una investigación de los alegados casos de abuso sexual en la Diócesis de Arecibo.

La investigación del Vaticano provocó la destitución de cuatro sacerdotes, la expulsión de nueve seminaristas, que son jóvenes que se encuentran en el proceso de convertirse eventualmente en sacerdotes y en el cierre del Seminario Jesús Maestro en Arecibo.

Otro de los detalles que surgieron durante la investigación del escándalo de la Diócesis de Arecibo es que la Iglesia Católica en la Isla ofrecía compensación económica a las víctimas de abuso sexual. Este detalle fue admitido por el monseñor Roberto González Nieves y por el obispo de Arecibo, Daniel Fernández Torres. Ellos admitieron que cuando llegaba ante ellos un caso de abuso sexual se hablaba con las víctimas y se les ofrecía la ayuda que sea necesaria, incluyendo ayuda económica.  

El monseñor aceptó que en una ocasión hace ya casi 20 años firmó un acuerdo de confidencialidad en un caso de abuso sexual contra un menor de edad, pero indicó que esto nunca se repitió. El acuerdo de confidencialidad incluía un pago de miles de dólares a la víctima.

Al menos 17 sacerdotes de las diócesis locales fueron investigados en algún momento por el ministerio público.

La Diócesis de Arecibo se enfrentó en una batalla legal contra el departamento de justicia que culminó en el Tribunal Supremo. La iglesia se negaba a revelar información sobre algunas de las víctimas de los casos basándose en la regla de información privilegiada que protege a los sacerdotes, pastores y otros líderes religiosos. La decisión del Tribunal Supremo quien favoreció a la iglesia católica contiene 164 páginas. Si quieren leer este documento lo pueden buscar como 2014 TSPR 86 o pueden suscribirse a nuestro patreon que allí va a estar disponible. 

A pesar de que la iglesia se apuntó una victoria legal frente al departamento de justicia no todos los casos quedaron impunes. Quiero hablarles ahora de 2 casos de sacerdotes que tuvieron consecuencias legales luego de haber sido acusados de abuso sexual de menores. 

Edwin Mercado

El sacerdote Edwin Mercado Viera de 53 años era una figura muy popular en la diócesis de Arecibo hasta que en el 2007 un monaguillo de 13 años lo acusó de abuso sexual ante una doctora. Los hechos ocurrieron cuando el niño acompañó al sacerdote a una misa en Bayamón. En el 2009 y en el 2011 el menor dio dos declaraciones juradas ante la policía de Puerto Rico, sin embargo, en ambas ocasiones el caso fue cerrado ya que los padres del menor no querían que su hijo testificara por la vergüenza que esto les podía causar a ellos y a la iglesia. Debido a la presión por parte de sus padres para que no testificara y asumo que a la misma presión que siente una víctima de abuso sexual cuando su victimario es una figura de autoridad, él joven se negó a declarar en el tribunal y dijo que no estaba seguro si lo que le había ocurrido era un sueño o si era realidad.

En el 2011 el sacerdote Edwin Mercado fue suspendido de sus funciones tras ser investigado por la Congregación de la Doctrina de la Fe. La congregación de la doctrina de la fe es una organización dentro del Vaticano que se encarga, según se indica, de promover y salvaguardar la doctrina sobre la fe y la moral dentro de la iglesia católica​, de fomentar los estudios dirigidos a aumentar la comprensión de la fe y de apoyar a los obispos en sus tareas.  

En el 2012 a pesar de que la Fiscalía de Arecibo cerró el caso en contra del sacerdote Edwin Mercado, la iglesia católica continuó su propia investigación la cual terminó en su eventual expulsión del sacerdocio. 

Para ese entonces él se desempeñaba como sacerdote en la Parroquia Santa Ana de Arecibo. La expulsión del sacerdote Edwin Mercado se hizo pública el 16 de septiembre del 2012 en la edición del periódico católico El Visitante y en la página web de la diócesis. Esta publicación despertó el interés de los medios en este caso y de cierta forma dio paso a que se reabriera la investigación criminal.

Entre las cosas que dijo la víctima de este caso fue que en una ocasión el propio obispo de la 

Diócesis de Arecibo, Daniel Fernández, le pidió que firmara un documento, como un tipo de acuerdo para que no llevara el caso más allá, en otras palabras, para que no acudiera a las autoridades y que manejaran el caso dentro de las paredes de la iglesia.

Cuando el menor que había sido víctima de Edwin Mercado cumplió 20 años, decidió que no podía guardar más silencio. En ese momento él se sintió con la madurez y con la capacidad de enfrentar un proceso judicial por abuso sexual y todo lo que eso implica.

El joven se llenó de valentía y acudió ante las autoridades para denunciar lo que había ocurrido cuando tenía apenas 13 años.

Aunque el joven estaba muy nervioso contestó todas las preguntas, sin reservas, de los fiscales Wilson González y Yolanda Pitino y reveló los detalles de los actos de abuso que el sacerdote había cometidos en su contra.

El joven testificó que en una ocasión acompañó al sacerdote a una misa en una iglesia en Levittown y al salir de la reunión se montó en su auto para que lo llevara devuelta hasta su casa. Antes de dejarlo en su casa el sacerdote lo invitó a comer. En algún momento dado el sacerdote se detuvo y le compró una cerveza al menor. Durante el camino a su casa el menor se quedó dormido y un tiempo después sintió una presión, como si alguien lo estuviera tocando. En ese momento se percató de que el sacerdote estaba tocando sus genitales.

“Una de las cosas que me dolió fue cuando vi su cara de placer. Me afectó porque corrompió mi inocencia. No esperaba que una persona de Dios le hiciera eso a un niño” 

El joven testificó que el suceso duró entre 10 a 15 minutos y que durante el acto el bostezaba en ocasiones para hacerle creer al sacerdote que estaba dormido y que no se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo.

Luego del suceso el joven dijo que sintió mucho coraje y cierto grado de impotencia. 

 “Me sentí destruido, como una porquería”

 Me afectó porque corrompió mi inocencia”

En aquel entonces el joven asistía a tres misas diferentes todos los domingos y siempre viajaba en la guagua del sacerdote Edwin Mercado. El joven dijo que el sacerdote le pagaba $20 para que lo acompañara y dijo que esa no fue la primera vez que el sacerdote intentó tocarlo.

Según su testimonio el sacerdote acostumbraba a jugar de manos con él y en algunas ocasiones aprovechaba para tocarlo indebidamente.

También dijo que mientras el padre le enseñaba a ajustarse la sotana, hacía movimientos con sus manos amagando que le tocaba sus genitales y que en varias ocasiones lo llegó a hacer.

En repetidas ocasiones lo invitó a estar con él en la casa parroquial, pero el joven no aceptó por temor a lo que le podía suceder.

"Quiero decir la verdad, quiero decir lo que pasó. Quiero sacarme esa espina de mi corazón y quiero pasar esa página doblada de mi vida. Yo tengo la madurez y voy a declarar lo que en verdad pasó'. Yo no quiero que lo que el sacerdote me hizo a mí se lo haga a otros niños a los cuales pueda tener acceso". 

En el 2014 el juez Manuel Orriola encontró causa para arresto contra el sacerdote Edwin Mercado quien quedó libre bajo fianza. Al salir de la sala el abogado del sacerdote dijo que no estaba de acuerdo con la decisión del juez ya que según señaló el joven había dado tres versiones distintas de los hechos. Por su parte el fiscal Wilson González indicó que como parte de su prueba durante la vista presentó una declaración jurada de la víctima que contenía catorce páginas en las que explicaba con lujo de detalle el abuso al cual había sido sometido. Unos meses más tarde el juez Nelson Canabal Pérez del Tribunal de Arecibo encontró causa para juicio en su contra durante la vista preliminar.

El juicio en contra del sacerdote Edwin Mercado comenzó ese mismo año. Durante el contrainterrogatorio, el abogado del sacerdote señaló las contradicciones y cuestionó la veracidad de las declaraciones que había hecho el joven cuando acudió ante los agentes de la División de Delitos Sexuales en el 2009 y en el 2011.

También sometió ante el Tribunal evidencia de las veces que el joven tuvo que ser internado en el Hospital Panamericano de Cidra señalando que el joven tenía problemas mentales.

El abogado del sacerdote alegó que el joven era una persona enferma, que padecía de alucinaciones auditivas y visuales y que todo era producto de su imaginación.

En octubre del 2014 mientras la fiscalía estaba preparándose para seleccionar el jurado el sacerdote Edwin Viera decidió negociar con la fiscalía. El acuerdo consistió en declararse culpable de abuso sexual a cambio de que se reclasificara el delito de actos lascivos a agresión agravada lo que conllevaría una pena máxima de tres años de probatoria.

El sacerdote Edwin Mercado admitió ante la jueza Iris Reyes haber cometido abuso contra el joven que lo acusaba cuando este tenía 13 años.

En diciembre del 2014 La jueza Iris Reyes dictó una sentencia de 3 años para Edwin Mercado Viera. De esos 3 años solo uno tenía que ser cumplido en prisión, el resto de la sentencia sería bajo probatoria.

En el 2015 la defensa de Edwin Mercado apeló la decisión de la jueza ya que solicitaban que su sentencia fuera completamente en probatoria y no una sentencia mixta. Según la defensa de Edwin Mercado el acuerdo con la fiscalía consistía en que si se declaraba culpable lo sentenciarían a 3 años de probatoria. La fiscalía argumentó que, aunque ellos lograron un acuerdo para reclasificar el delito y disminuir la pena, le indicaron a la defensa del exsacerdote que no podían garantizar que el tribunal aceptara el acuerdo. El informe pre-sentencia realizado por un técnico socio penal no fue favorable para Edwin Mercado. Esta fue una de las razones por las cuales la jueza decidió que debía cumplir un año de cárcel.

La técnica socio penal que realizó el informe pre-sentencia condujo una investigación profunda de los antecedentes familiares, sociales, de carácter y de conducta de Edwin Mercado. Como parte de su informe tomó en consideración los efectos emocionales que los actos realizados por el exsacerdote le ocasionaron a la víctima y a su familia. Otros detalles surgen del informe, por ejemplo, el exsacerdote tenía un problema de alcoholismo, había varias querellas en su contra de algunos feligreses específicamente relacionadas a conducta inmoral y a actividades de índole sexual que ocurrían entre seminaristas y otros sacerdotes de las cuales Edwin Mercado tenía conocimiento o participaba activamente. El Tribunal de Apelaciones falló en contra de la defensa de Edwin Mercado y se sostuvo la sentencia de la jueza.

Israel Berríos

En mayo del 2014 un sacerdote católico fue arrestado en su residencia en Naranjito por agentes de la Oficina Federal de Inmigración y Control de Aduanas, mejor conocida como ICE. El sacerdote Israel Berríos, de 58 años, quien era mejor conocido como Padre Israel fue acusado de delitos de tráfico sexual de menores y pedofilia.

Varios meses antes Israel Berríos había sido suspendido por la diócesis de Caguas, mientras era investigado por alegaciones de abuso sexual en su contra. Israel Berrios trabajaba en las parroquias San José de Aibonito y San Andrés Apóstol en Barranquitas.

Este caso fue el primer arresto de un sacerdote católico realizado por las autoridades federales en Puerto Rico y se convirtió en apenas el segundo caso de un sacerdote acusado de delitos sexuales en la isla.

Los fiscales federales detallaron que en julio del 2008 Israel Berríos llevó a un menor de 15 años desde la iglesia que quedaba en Aibonito hasta su hogar en Naranjito en el vehículo oficial de la parroquia y luego viajó con él hasta Miami en donde tomaron el crucero Majesty of the Seas por las Bahamas durante cuatro días y se quedaron en la misma cabina. La víctima tenía 21 años al momento del arresto del exsacerdote.

Israel Berríos conoció a la víctima cuando este tenía entre seis y siete años y se convirtió en su guía espiritual, en una especie de figura paterna para él y hasta llegó a ser su padrino de confirmación. Se alega que Israel Berríos fue poco a poco preparando el camino o “grooming” a su víctima, como se le dice comúnmente en Estados Unidos, regalándole consolas de videojuegos, cámaras, dinero, computadoras, tabletas, viajes, entre otras cosas con el fin de lograr su objetivo que era el abusar sexualmente de él.

En agosto del 2014 la fiscalía federal se preparaba para comenzar el proceso de selección del jurado en el caso en contra Israel Berríos. El juicio estaba supuesto a comenzar la semana siguiente, sin embargo, poco tiempo después de que las personas que fueron citadas como potenciales miembros del jurado llegaron al Tribunal Federal de Hato Rey, fueron excusadas porque la defensa del padre estaba tratando de llegar a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable.

El acuerdo con la fiscalía consistía en declararse culpable por uno de los cuatro cargos que pesaban en su contra a cambio de una pena menor de entre 10 a 12 años de cárcel.  Si Israel Berríos decidía ir a juicio, como deseaba en un principio y era encontrado culpable, podía recibir una pena mínima de 10 años hasta una cadena perpetua.

Israel Berríos se declaró culpable ante la jueza federal Carreño Coll. La jueza lo orientó sobre los derechos a los que estaba renunciando al declararse culpable. También le preguntó si entendía el proceso y si se sentía bien a lo que el respondió que entendía y que se sentía bien dentro de las circunstancias. 

Por último, la jueza le advirtió que la sentencia que se le imponga a nivel federal podría cumplirse consecutiva o concurrentemente con la pena que, en algún momento, pudiese recibir a nivel estatal ya que también enfrentaba cargos a nivel local por actos lascivos que podían conllevar una pena de 9 años de cárcel.

En junio del 2015 Israel Berríos fue sentenciado a 11 años de prisión por el delito federal de transportar a un menor con la intención de participar en conductas sexuales.

La información más reciente que pude obtener sobre Israel Berríos, según la Oficina Federal de Prisiones, fue que salió de la cárcel el 30 de noviembre del año pasadoy se encuentra ingresado en la cárcel regional de Bayamón PR.